Testimonio de Aida

Aida Méndez Sánchez, joven de Verín que ha peregrinado como hospitalaraia a Lourdes, nos deja su testimonio:

 

Lourdes 2017: Yo ya sé lo que es convivir con gente de otros pueblos o ciudades distintos al tuyo, que acuden a ese mismo lugar que tú por fe cristiana, pues tuve la suerte de poder acudir el año pasado a la JMJ en Cracovia, pero nunca jamás (ni en mis mejores sueños) me hubiese planteado la posibilidad de ir a un lugar tan impresionantemente bonito, con  personas (grandísimas y maravillosas personas) que van allí por el mero hecho de ayudar. Sí, ayudar, porque la peregrinación a Lourdes la recordare siempre como una experiencia para aprender mientras te sientes necesario.

Allí no solo había personas que necesitaban de una silla de ruedas, no, allí había personas que escuchándolas te parabas a valorar la vida como tal, o que padecían de enfermedades tan mundialmente conocidas  como el cáncer, pero que aun teniendo que cada día luchar contra ello, te ofrecían cada palabra con una voz que les salía del corazón, cada sonrisa y cada mirada te la dedicaban con orgullo y satisfacción.

Personas de esas que si no te lo dicen no te enteras de su enfermedad porque cada día te hacen reír y pasártelo bien a su lado, personas que ayudan como nosotros  y de las que aprendimos a sacar una sonrisa para el prójimo, a ofrecer tu mano a otras personas que la necesitan, porque allí no fuimos solamente a pasarlo bien entre nosotros, fuimos allí para hacer que otras personas se lo pasasen bien, personas que tienen una discapacidad y que muchas veces por sí  solos no podrían hacer muchas cosas.

Desde este año, espero repetir muchos más con esta gente y la que venga. Me llevo el hecho de que lo que para mí es poco para otros es mucho, que una sonrisa vale 1000, y que hasta un vaso de agua merece un ¡gracias!.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *